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La extracción de una muela del juicio es el tratamiento quirúrgico por el que se quita alguno de los terceros molares o muelas cordales.
Las muelas del juicio son las últimas muelas en aparecer, en torno a los 18 años, y se localizan al final de la mandíbula, tanto superior como inferior. En la antigüedad, debido al desgaste extremo por el uso y a las pérdidas dentales, las muelas del juicio eran de gran importancia para mantener la masticación a lo largo de toda la vida.
Sin embargo, hoy en día, la evolución ha hecho que los huesos de la mandíbula sean cada vez más pequeños y el cambio de los hábitos alimenticios e higiénicos ha disminuido la pérdida de otras muelas, por lo que los cordales han perdido su uso y ahora generan más problemas que beneficios.
Cuando aparecen las muelas del juicio, pueden darse tres situaciones diferentes:
Que tengan espacio suficiente para erupcionar (salir) y colocarse en su posición correcta – si es así, las muelas del juicio serán una muela más y no habrá que hacer nada diferente al cuidado dental habitual.
Que erupcionen parcialmente– esta situación puede generar infecciones recurrentes, por la dificultad de limpiar adecuadamente la zona. De las tres posibilidades, es la que más molestias genera y el tratamiento suele ser la extracción.
Que no tengan espacio para salir, quedando atrapadas dentro del hueso maxilar – en este caso, se habla de «muelas incluidas», a las que hay que ir estudiando su posición y sus posibles complicaciones a lo largo del tiempo. Si el cirujano decide no extraerlas, hay que realizar revisiones periódicas para vigilar su evolución.
En los dos últimos casos, las muelas pueden comenzar a “empujar” en cualquier momento para intentar erupcionar, lo que puede producir dolores en la zona. Si llegaran a perforar la encía parcialmente, permitirán que las bacterias penetren en el hueso, generando infecciones recurrentes.
Si la situación se complicara con otros síntomas, como sangrado, inflamación, movimiento de dientes… lo mejor es proceder a la extracción.
La extracción de las muelas del juicio debe ser llevada a cabo por un especialista en cirugía oral, para que sea lo más segura y cómoda para el paciente.
Lo habitual es que la extracción se realice con anestesia local. Esto evitará que duela la zona, pero el paciente permanecerá despierto durante el procedimiento. Cuando la anestesia haya hecho efecto, el cirujano oral, utilizando instrumentación específica, podrá extraer la pieza entera o bien cortarla en trozos más pequeños para facilitar la extracción.
En la mayoría de los casos, el procedimiento es así de sencillo y no lleva más de unos minutos.
Tras la extracción de una muela del juicio y dependiendo de la dificultad y duración del procedimiento, se pueden sufrir unos días de inflamación y molestias, que se controlarán con analgésicos y antiinflamatorios.
El uso del hielo inmediatamente después de la extracción es muy recomendable. Pero pasadas las primeras 24h tras la extracción, lo recomendable es poner calor y cremas antiinflamatorias, que ayudan a bajar la inflamación y a mejorar la movilidad.
Es muy importante mantener una higiene estricta, ya que al ser una zona difícil de limpiar puede infectarse si no se cuida adecuadamente. Los enjuagues antisépticos a base de clorhexidina son muy convenientes.
Hay seguir las instrucciones del dentista y tomar la medicación siguiendo la pauta prescrita tras la cirugía.
No se debe fumar en las 48-72 h. posteriores a la extracción, ya que la nicotina es muy negativa para la cicatrización y puede generar dolor o favorecer las infecciones.
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Cuidados Postoperatorios